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Literature Text
Antes de que todos salgan horrorizados, este es un pairing que me gusta mucho. Así es, vieron muy bien en el título. Esto es algo que yo escribía mucho antes de saber sus edades, de saber toda la historia. Y me van a decir que es muy vieja, que se imaginan el rostro de Maggie Smith, etc. Pero yo mantengo las cosas en mis fics, como me las imagino. Fuera de la realidad. Yo no veo a Alan Rickman, mientras escribo sobre Snape. Solo veo eso... a Snape. Y yo los veía de la misma edad, hasta que me desencanté por allí por el tercer libro. Pero bueno...
Summary: No puedes hablar mal de algo, decir que no te gusta, si no lo has probado. Y de eso, Minerva no está totalmente convencida. Al menos, al respecto de Snape. "Quisiste quererme cuando quisiste entenderme. Quisiste entenderme cuando quisiste quererme". Hay más que una simple rivalidad entre casas, en estos dos personajes. He aquí la razón por la que Snape nunca ha sido "grosero" y brusco, con esta mujer.
Disclaimer: nada mío, solo la idea y alguna otra cosa. Personajes pertenecen a JK Rowling. Sin fin de lucro alguno.
-------------------------------------------------------------
Su corazón latía muy fuerte, como una gran y pesada batería. Podía incluso caminar y seguir la propia marcha fúnebre de su latir. La podía sentir estirarse y acoplarse a su sostén; mientras él trataba de caminar lo más aprisa que podía, sin lastimarla. Y consciente de que se veía como un idiota, con los brazos extendidos y sin nada entre ellos.
Al menos nada que las personas pudieran ver.
"Al demonio, esto es muy estrecho y no creo que podamos pasar". — eso había dicho una gruesa voz, detrás de él. Perfecto, al menos podía *proseguir* sin sentir una curiosa mirada sobre él, todo el tiempo. Y así, podría decir, aún con más fuerza de la que ya trataba de decirlo para que ella pudiera oírlo, que todo estaba bien. Que solo se trataba de un paseo.
"Calla, Black. Harás que medio Hogwarts se de cuenta de lo que estamos tratando de hacer".
"Repítemelo, quizá no te haya escuchado por lo aprisa que hemos de caminar pero... ¿Por qué no puede permanecer en Hogwarts? ¿No crees que Promfey sea capaz de...?
*No*
"Esto no tiene nada que ver con la capacidad que tenga o sus dotes de enfermería. Se trata de algo serio, Black. Cuatro mortífagos la rodearon y apuntaron sus varitas para desarmarla. Directamente a su pecho. Ni siquiera el más joven de mis estudiantes, resistiría una cantidad de hechizos como esa. Alastor Moody ha sido muy amable en prestarnos esta capa de invisibilidad, para nuestra especie de "secuestro". Mientras el resto permanezca oculto, no creo que haya algo de malo en lo que estamos haciendo. Sí pienso que San Mungo es un lugar más competente que nuestra escuela y además, Dumbledore me lo pidió. Proteger el castillo..."
"Pensaba que la capa que Harry tenía, era la única en existencia y además..." Snape había inspirado mirando a Black, que lo observaba con una expresión bastante sospechosa. "por alguna razón, en tu voz hay más que un compromiso con Albus. Has estado susurrándole desde hace media hora y me pregunto si..."
*¿Qué?*
"¿Sí?"
"Si ella ya lo sabe, Severus".
Sonrió irónicamente y el hombre tras él, inspiró.
"¿Severus?"
"Nada".
No estaba en su peor forma pero aún así, subir escaleras con su cuerpo entre sus brazos, no era una tarea sencilla. Al pie del último escalón, había inspirado. Tratando de recuperar el aliento.
"Ya estamos en el tercer piso. El pasaje de la dama tuerta, debería servirnos de ahora en adelante".
"¿Y qué haremos con Umbridge, con el ministro y toda su comitiva?"
*Que se jodan*
"Sabes mi respuesta exacta para ese predicamento. Y creo que de aquí en más, puedo solo. Sin tu ayuda. Y a peligro de sonar que miento, te agradezco que hayas venido. Ahora, será mejor que nos marchemos antes de que todo pueda empeorar."
*Porque no puede ponerse peor, considerando que he perdido un tiempo valioso de vida, de su vida, en esta estúpida cháchara".
Y antes de irse, siente una mano que se posa sobre su hombro. Suave. Pero no se trata de un gesto que va a detenerlo, ni más ni menos. Es un gesto de "comprensión", que por primera vez proviene de aquel hombre que más odiaba en el planeta.
Aparte de muchas otras cosas.
"Escribe si tienes problemas. ¿De acuerdo? Al menos para saber si se ha recuperado, si no te han emboscado durante tu camino a San Mungo."
*Como si emboscarme fuera tan sencillo*
Bueno, cualquier cosa era posible. Si habían podido detenerla. Si habían podido pasar sobre ella y la autoridad que tenía. ¿De qué estaba hablando? Si habían podido pasar sobre Albus Dumbledore como director. Como autoridad máxima en Hogwarts,
Pero no estaba pensando en él precisamente.
Inspiró bajo el frío glacial, a las afueras de Hogwarts. Solo un poco más. Solo un poco más de caminar hasta el punto de aparición y entonces, aquel contacto en San Mungo, pondría fin a su desesperación. Al dolor con el cual luchaba desde que había escuchado gracias al Barón sanguinario; lo que le habían hecho.
*Has hecho bien. Asegúrate de que esté sana y salva dentro de la enfermería. Vigílala y avísame si su condición empeora*.
Y fiel, leal Barón Sanguinario, había hecho aquello que le habían pedido.
"Está muy pálida, sus manos están un poco frías. Profesor Snape, ¿cuándo regresará? Hogwarts es un caos, lo necesitamos"- Había dicho Poppy, con cierto pesar, mientras él solo la observaba en aquella vieja camilla, apartada del resto, en la lejanía. Trataba de mantener la compostura, pero sabía que su rostro expresaba todo lo que sentía por dentro. Había dejado escapar un leve gemido de sorpresa, solo al verla allí.
Claro que iba a regresar, pero solo por ella. Por supuesto que pensaba en sus estudiantes. Bueno, Dumbledore se lo había ordenado.
Pero ella era su primordial objetivo. Sacarla de allí.
"Llegas justo a tiempo, Severus. Ahora que no hay nadie aquí, es mejor que nos demos prisa"- eso había dicho Remus Lupin, dentro de aquella ala de San Mungo. Rodeada de aurores, llena de pacientes heridos de guerra, conjuros mágicos que iban y venían de aquí para allá. Algunos pasillos no tenían luz, estaban llenos de escombros. La guerra resultaba terrible.
Pero él no estaba escuchando a nada ni nadie. Solo a la suave respiración que sentía sobre su pecho, acompasada.
"Shh... todo estará bien, ya estamos aquí".
Y al instante que lo había dicho, un par de medimagos se había acercado a ella y muy pronto, había recuperado un poco del color que ya conocía. Sobre sus mejillas.
El moño sobre su cabello, estaba desecho. Largas hebras de cabello, dormitaban sobre la cama y su almohada y le daban un aspecto de dormir calmadamente, muy pintoresco.
Si tuviera tiempo de admirarlo.
"Debo irme ya, Lupin. Al menos ella está aquí, avísame si ella..."
"Severus..."
Eso había escuchado y se había dado la vuelta, casi violentamente. Había pasado entre los medimagos y en cuestión de segundos se había sentado a su lado.
"Esperaré afuera, Severus."
Apenas había asentido, mientras la mujer sonreía. Adormecida, exhausta.
"Gracias, Severus."
Había inspirado y parte de sí mismo, había sentido que un peso menos desaparecía. Y no solo por el hecho de escuchar su voz, de mirar sus ojos nuevamente.
"No ha sido gran cosa, Minerva".
Pero el incesante tic tac del reloj en su muñeca, del reloj en la pared tras él, le recordaba que Hogwarts aún lo necesitaba. Que Dumbledore iba a regresar en algún momento, en cuanto todo el asunto de la toma de su escuela y su destitución, estuviera en orden.
Y una temblorosa mano se había alzado hasta acariciar su mejilla con suavidad, mientras él estaba allí sentado. Ella había sonreído una vez más, parpadeando pesadamente. Exhausta, por supuesto. Claro que iba a estarlo.
"Ha sido más que solo una gran cosa, Severus".
"Descansa. Solo eso. Ahora yo estoy a cargo y todo saldrá bien."
"Sé que así será, pero dime... Hagrid, Pomona... ¿todos están bien? Y que Merlín no me castigue por pensar que digo una mentira... ¿incluso Filch?"
Se habría reído, pero no había tiempo.
"Sí, Minerva...yo..." "lo siento, tengo que irme. Me temo que Dumbledore y la orden no pueden dar un paso sin mí estando allí presente".
"Lo sé, Severus... no tienes que disculparte conmigo. Has hecho suficiente. Gracias."
*Suficiente*.
Se había inclinado suavemente, en la cama. No había siquiera dudado de ello. Suavemente hasta que sus labios se tocaran con los de ella. Gentilmente.
"Descansa, mi amor..."
"Lo intentaré, lo prometo..."
Asintió entonces, poniéndose de pie lentamente. Y sin embargo, antes de siquiera terminar de levantarse, había escuchado su voz nuevamente.
"Severus..."
"¿Sí?"
"Algún día me lo explicarás... ¿cierto? El por qué Dumbledore insiste en que confiemos en ti. Y cuídate, ¿de acuerdo?"
No dijo nada y solo sonrió suavemente.
"Lo haré".
Tenía que irse, no podía seguir esperando. Y sin embargo, volvió a inclinarse junto a ella cuando la mujer se impulsó hasta sentarse, trabajosamente. Había posado ambas manos sobre su frente y había acariciado una herida que él parecía no haberse dado cuenta de que tenía.
"Lo siento... he estado mirándola y creo que me molesta. Déjame limpiarla"- dijo, mientras el hombre gemía un poco ante el contacto. Aún estaba fresca.
"¿Luce mejor?"- le preguntó, divertido. Disfrutando del tan prosaico momento en medio de la guerra.
"Mejor. Severus... te amo".
"Lo sé, profesora. Duerme un poco... ¿de acuerdo? Volveremos en cuanto podamos. Lo prometo."
Era malo con las promesas, pero trataba de cumplir lo que prometía.
"Lo intentaré...vete ahora..."- eso había dicho, mientras cerraba sus ojos. Exhausta, dejándose caer lentamente en la camilla. El hombre había asentido suavemente, inclinándose para acomodar las sábanas sobre ella y admirarla un poco antes de partir. No sabía si podía oírle, si ya dormía...
"Volveré, lo prometo."
Summary: No puedes hablar mal de algo, decir que no te gusta, si no lo has probado. Y de eso, Minerva no está totalmente convencida. Al menos, al respecto de Snape. "Quisiste quererme cuando quisiste entenderme. Quisiste entenderme cuando quisiste quererme". Hay más que una simple rivalidad entre casas, en estos dos personajes. He aquí la razón por la que Snape nunca ha sido "grosero" y brusco, con esta mujer.
Disclaimer: nada mío, solo la idea y alguna otra cosa. Personajes pertenecen a JK Rowling. Sin fin de lucro alguno.
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Su corazón latía muy fuerte, como una gran y pesada batería. Podía incluso caminar y seguir la propia marcha fúnebre de su latir. La podía sentir estirarse y acoplarse a su sostén; mientras él trataba de caminar lo más aprisa que podía, sin lastimarla. Y consciente de que se veía como un idiota, con los brazos extendidos y sin nada entre ellos.
Al menos nada que las personas pudieran ver.
"Al demonio, esto es muy estrecho y no creo que podamos pasar". — eso había dicho una gruesa voz, detrás de él. Perfecto, al menos podía *proseguir* sin sentir una curiosa mirada sobre él, todo el tiempo. Y así, podría decir, aún con más fuerza de la que ya trataba de decirlo para que ella pudiera oírlo, que todo estaba bien. Que solo se trataba de un paseo.
"Calla, Black. Harás que medio Hogwarts se de cuenta de lo que estamos tratando de hacer".
"Repítemelo, quizá no te haya escuchado por lo aprisa que hemos de caminar pero... ¿Por qué no puede permanecer en Hogwarts? ¿No crees que Promfey sea capaz de...?
*No*
"Esto no tiene nada que ver con la capacidad que tenga o sus dotes de enfermería. Se trata de algo serio, Black. Cuatro mortífagos la rodearon y apuntaron sus varitas para desarmarla. Directamente a su pecho. Ni siquiera el más joven de mis estudiantes, resistiría una cantidad de hechizos como esa. Alastor Moody ha sido muy amable en prestarnos esta capa de invisibilidad, para nuestra especie de "secuestro". Mientras el resto permanezca oculto, no creo que haya algo de malo en lo que estamos haciendo. Sí pienso que San Mungo es un lugar más competente que nuestra escuela y además, Dumbledore me lo pidió. Proteger el castillo..."
"Pensaba que la capa que Harry tenía, era la única en existencia y además..." Snape había inspirado mirando a Black, que lo observaba con una expresión bastante sospechosa. "por alguna razón, en tu voz hay más que un compromiso con Albus. Has estado susurrándole desde hace media hora y me pregunto si..."
*¿Qué?*
"¿Sí?"
"Si ella ya lo sabe, Severus".
Sonrió irónicamente y el hombre tras él, inspiró.
"¿Severus?"
"Nada".
No estaba en su peor forma pero aún así, subir escaleras con su cuerpo entre sus brazos, no era una tarea sencilla. Al pie del último escalón, había inspirado. Tratando de recuperar el aliento.
"Ya estamos en el tercer piso. El pasaje de la dama tuerta, debería servirnos de ahora en adelante".
"¿Y qué haremos con Umbridge, con el ministro y toda su comitiva?"
*Que se jodan*
"Sabes mi respuesta exacta para ese predicamento. Y creo que de aquí en más, puedo solo. Sin tu ayuda. Y a peligro de sonar que miento, te agradezco que hayas venido. Ahora, será mejor que nos marchemos antes de que todo pueda empeorar."
*Porque no puede ponerse peor, considerando que he perdido un tiempo valioso de vida, de su vida, en esta estúpida cháchara".
Y antes de irse, siente una mano que se posa sobre su hombro. Suave. Pero no se trata de un gesto que va a detenerlo, ni más ni menos. Es un gesto de "comprensión", que por primera vez proviene de aquel hombre que más odiaba en el planeta.
Aparte de muchas otras cosas.
"Escribe si tienes problemas. ¿De acuerdo? Al menos para saber si se ha recuperado, si no te han emboscado durante tu camino a San Mungo."
*Como si emboscarme fuera tan sencillo*
Bueno, cualquier cosa era posible. Si habían podido detenerla. Si habían podido pasar sobre ella y la autoridad que tenía. ¿De qué estaba hablando? Si habían podido pasar sobre Albus Dumbledore como director. Como autoridad máxima en Hogwarts,
Pero no estaba pensando en él precisamente.
Inspiró bajo el frío glacial, a las afueras de Hogwarts. Solo un poco más. Solo un poco más de caminar hasta el punto de aparición y entonces, aquel contacto en San Mungo, pondría fin a su desesperación. Al dolor con el cual luchaba desde que había escuchado gracias al Barón sanguinario; lo que le habían hecho.
*Has hecho bien. Asegúrate de que esté sana y salva dentro de la enfermería. Vigílala y avísame si su condición empeora*.
Y fiel, leal Barón Sanguinario, había hecho aquello que le habían pedido.
"Está muy pálida, sus manos están un poco frías. Profesor Snape, ¿cuándo regresará? Hogwarts es un caos, lo necesitamos"- Había dicho Poppy, con cierto pesar, mientras él solo la observaba en aquella vieja camilla, apartada del resto, en la lejanía. Trataba de mantener la compostura, pero sabía que su rostro expresaba todo lo que sentía por dentro. Había dejado escapar un leve gemido de sorpresa, solo al verla allí.
Claro que iba a regresar, pero solo por ella. Por supuesto que pensaba en sus estudiantes. Bueno, Dumbledore se lo había ordenado.
Pero ella era su primordial objetivo. Sacarla de allí.
"Llegas justo a tiempo, Severus. Ahora que no hay nadie aquí, es mejor que nos demos prisa"- eso había dicho Remus Lupin, dentro de aquella ala de San Mungo. Rodeada de aurores, llena de pacientes heridos de guerra, conjuros mágicos que iban y venían de aquí para allá. Algunos pasillos no tenían luz, estaban llenos de escombros. La guerra resultaba terrible.
Pero él no estaba escuchando a nada ni nadie. Solo a la suave respiración que sentía sobre su pecho, acompasada.
"Shh... todo estará bien, ya estamos aquí".
Y al instante que lo había dicho, un par de medimagos se había acercado a ella y muy pronto, había recuperado un poco del color que ya conocía. Sobre sus mejillas.
El moño sobre su cabello, estaba desecho. Largas hebras de cabello, dormitaban sobre la cama y su almohada y le daban un aspecto de dormir calmadamente, muy pintoresco.
Si tuviera tiempo de admirarlo.
"Debo irme ya, Lupin. Al menos ella está aquí, avísame si ella..."
"Severus..."
Eso había escuchado y se había dado la vuelta, casi violentamente. Había pasado entre los medimagos y en cuestión de segundos se había sentado a su lado.
"Esperaré afuera, Severus."
Apenas había asentido, mientras la mujer sonreía. Adormecida, exhausta.
"Gracias, Severus."
Había inspirado y parte de sí mismo, había sentido que un peso menos desaparecía. Y no solo por el hecho de escuchar su voz, de mirar sus ojos nuevamente.
"No ha sido gran cosa, Minerva".
Pero el incesante tic tac del reloj en su muñeca, del reloj en la pared tras él, le recordaba que Hogwarts aún lo necesitaba. Que Dumbledore iba a regresar en algún momento, en cuanto todo el asunto de la toma de su escuela y su destitución, estuviera en orden.
Y una temblorosa mano se había alzado hasta acariciar su mejilla con suavidad, mientras él estaba allí sentado. Ella había sonreído una vez más, parpadeando pesadamente. Exhausta, por supuesto. Claro que iba a estarlo.
"Ha sido más que solo una gran cosa, Severus".
"Descansa. Solo eso. Ahora yo estoy a cargo y todo saldrá bien."
"Sé que así será, pero dime... Hagrid, Pomona... ¿todos están bien? Y que Merlín no me castigue por pensar que digo una mentira... ¿incluso Filch?"
Se habría reído, pero no había tiempo.
"Sí, Minerva...yo..." "lo siento, tengo que irme. Me temo que Dumbledore y la orden no pueden dar un paso sin mí estando allí presente".
"Lo sé, Severus... no tienes que disculparte conmigo. Has hecho suficiente. Gracias."
*Suficiente*.
Se había inclinado suavemente, en la cama. No había siquiera dudado de ello. Suavemente hasta que sus labios se tocaran con los de ella. Gentilmente.
"Descansa, mi amor..."
"Lo intentaré, lo prometo..."
Asintió entonces, poniéndose de pie lentamente. Y sin embargo, antes de siquiera terminar de levantarse, había escuchado su voz nuevamente.
"Severus..."
"¿Sí?"
"Algún día me lo explicarás... ¿cierto? El por qué Dumbledore insiste en que confiemos en ti. Y cuídate, ¿de acuerdo?"
No dijo nada y solo sonrió suavemente.
"Lo haré".
Tenía que irse, no podía seguir esperando. Y sin embargo, volvió a inclinarse junto a ella cuando la mujer se impulsó hasta sentarse, trabajosamente. Había posado ambas manos sobre su frente y había acariciado una herida que él parecía no haberse dado cuenta de que tenía.
"Lo siento... he estado mirándola y creo que me molesta. Déjame limpiarla"- dijo, mientras el hombre gemía un poco ante el contacto. Aún estaba fresca.
"¿Luce mejor?"- le preguntó, divertido. Disfrutando del tan prosaico momento en medio de la guerra.
"Mejor. Severus... te amo".
"Lo sé, profesora. Duerme un poco... ¿de acuerdo? Volveremos en cuanto podamos. Lo prometo."
Era malo con las promesas, pero trataba de cumplir lo que prometía.
"Lo intentaré...vete ahora..."- eso había dicho, mientras cerraba sus ojos. Exhausta, dejándose caer lentamente en la camilla. El hombre había asentido suavemente, inclinándose para acomodar las sábanas sobre ella y admirarla un poco antes de partir. No sabía si podía oírle, si ya dormía...
"Volveré, lo prometo."
© 2013 - 2024 MarySeverus
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